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XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Foto del escritor: P. Héctor Javier C. Tornel, MGP. Héctor Javier C. Tornel, MG

Ciclo A

Homilía 10 de septiembre


Ezequiel 33, 7-9; Salmo 94, 1-2.6-7,8-9; Romanos 13, 8-12; Mateo 18, 15-20


"Ahí estoy en medio de ellos"



Por el año 350 a. c. aproximadamente el filósofo Aristóteles enseñaba que “El hombre es un ser social por naturaleza”; con esto constataba que nacemos con la característica social y la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, además, necesitamos de los Otros para sobrevivir. El filósofo consideraba que la razón es el eje rector para que el hombre se desenvuelva de manera correcta en la sociedad y así, lograr ser un buen ciudadano y estableciera relaciones justas con el Otro.


Actualmente vivimos una cultura de la sin razón, donde somos espectadores de eventos sociales irracionales. Es una realidad que en nuestro país los índices de violencia son cada vez más altos, sobre todo cuando hablamos de delincuencia organizada; vemos injusticias irracionales que lo único que hacen es evidenciar que la vida social del hombre se basa en relaciones de poder y violencia. Por otro, el gran desarrollo virtual evidencía cómo las relaciones interpersonales son cada vez más artificiales y poco significativas, lo que puede ser peor es que quizá alteran la naturaleza social del hombre. Todo lo anterior nos hace caer en la cuenta de que nuestra “naturaleza social” está dirigida a relaciones irracionales de violencia y artificiales, predominando el egoísmo y la individualidad ¿Hacia dónde tenemos que dirigirnos?


Unos siglos después de Aristóteles, en el siglo I d. c., La comunidad mateana en la que se gesta este evangelio recordaba la enseñanza del maestro Jesús de Nazaret, la comunidad cristiana incipiente pone de manifiesto las normas de comportamiento básicas de quienes siguen al Cristo. Jesús invitó a muchos a escucharlo y seguirlo, pues daba dignidad a los hombres y los invitaba a hacer lo mismo con los demás“Si tu hermano llega a pecar, ve y corrígele, a solas tú con él.” Podemos ver que Jesús se muestra siendo ecuánime, es decir, el corregir a alguien es algo muy razonable que todos podemos hacer dentro de nuestra sociedad, sobre todo es lo justo cuando me afecta y afecta a la comunidad, sin embargo, Jesús también agrega otras razones, las razones del corazón y las normaliza dentro de una comunidad . Y es que éste no ve al Otro como un individuo simple y desconocido, Jesús lo ve con ojos de hermano, antes de ir a corregirlo veía al otro como alguien familiar, alguien a quien hay que amar; esto es algo sumamente radical porque ¿Cómo puedo ver al que daña como un hermano? Esto supone comprensión y perdón cuando alguien nos daña; el hermano también tiene ciertas problemáticas que lo hacen actuar no de manera correcta en diversas circunstancias.


A veces la indiferencia con la que vivimos nuestros días no nos deja descubrir al Otro como un hermano, no lo integramos en nuestra vida. “Si te escucha, habrás salvado a tu hermano”. Jesús siempre apuesta por el que está perdido, los versículos anteriores al evangelio de hoy son los de la Oveja Perdida (Mt 18, 12-14). Pero es responsabilidad de la comunidad salvar al hermano que se encuentra oprimido por el pecado o por actitudes no responsables; salvar al hermano significa llevarlo a una vida más libre, en la medida en que aceptamos nuestras fallas vamos siendo más libres y responsables con los demás. Salvar a mi hermano significa ayudarlo a salir de su problemática personal que no le ayuda a estar bien con los demás y, también, ayuda a mantener las relaciones comunitarias – sociales justas, sanas y solidarias delante de Dios. No se nos tiene que olvidar que somos responsables de los demás “Pero si tú adviertes al malvado que cambie de conducta, y no lo hace, él morirá por su culpa […].” El ser responsable del Otro significa atender y hablar de parte de Dios, de manera que no nos quedemos con el hubiera en la boca, pues el hubiera puede ser un signo de desinterés por el Otro cuando teníamos que corregirlo y no lo hicimos, pues desde la comunidad tenemos ese deber.



Es interesante ver cómo Jesús da tanta importancia a la corrección del hermano, ya que en el evangelio agrega “Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso díselo a la comunidad […].” Vivimos en un mundo donde no queremos comprometernos, Jesús recuerda la fuerza que tiene una comunidad, el que varios corrijamos a un hermano es un reto actual muy fuerte, pues siempre se tiene que hacer con los sentimientos de Jesús, con compasión y misericordia, mostrando el perdón de Dios; el seguimiento a Jesús se hace en medio de la comunidad, pues es en la comunidad – sociedad en la que nos desenvolvemos, llevamos el nombre de Dios, hacemos vida su Reino, Dios está en la comunidad y se manifiesta en el amor que damos “El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor”.


En algunas ocasiones podemos conocer personas que no han sentido un llamado a la conversión, que no pretenden cambiar de vida, que no son capaces de aceptar sus errores. A esas personas con las que incluso es dificil un diálogo, una corrección tanto personal como comunitaria, hoy el Señor dice en el evangelio “ […] y si no hace caso a la comunidad, consideralo como un pagano o publicano.” Los publicanos o los paganos eran individuos que no compartían los ideales cristianos, no compartían la misma fe; desde esa perspectiva hay que verlos con misericordia como lo hizo Jesús en muchas ocasiones y, saber, que Dios tiene sus tiempos para tocar los corazones de ciertas personas.


Finalmente el Señor nos recuerda que no nos deja solos, pues nos dice “[…] donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Hay que orar por las necesidades de los demás, hay que hacer que el Reino de Dios venga a nosotros, pero no de manera egoista porque entonces no sería su Reino, más bien reconociendo que el bienestar del Otro es el mío, orando por mis necesidades que incluyen las necesidades del Otro, orando por las necesidades del Otro que también son mis necesidades. Dios no es indiferente a nosotros, por él se rige nuestra comunidad, el es líder que nos piensa en todo momento “Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.”





 
 
 

2 Comments

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Guest
Sep 11, 2023
Rated 5 out of 5 stars.

Hoy día, con tantos avances en distintas áreas, se esperaría que el avance en la manera de convivir y progresar como comunidad, fuera al mismo ritmo, y aunque los dispositivos nos ayudan a la velocidad para que llegue nuestro mensaje, la calidad de lo que compartimos de nosotros al interactuar resulta escasa...Sin embargo, mientras existan personas dispuestas a profundizar en el amor de Dios para vincularse mejor con su trinidad, y por lo tanto con ello lograr una mejor interacción con el hno, con su comunidad, seguramente esa madurez espíritual se fortalecerá y dará su fruto...la invitación está hecha, donde estemos 2 o 3 reunidos en su nombre ahí está. Este mismo espacio de escritura, es un punto de encuentro…

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Guest
Sep 09, 2023
Rated 5 out of 5 stars.

Muy cierto!

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